Una escritora intergaláctica

Entrevista a Laura Fernández

Si buscas el sugerente y extraño título de Bienvenidos a Welcome en Internet descubrirás una historia de una nave extraterreste que accidentalmente aterriza en el centro comercial de una ciudad ensimismada en sí misma. Si sigues mirando qué es Bienvenidos a Welcome verás que es un objeto de culto de esos inencontrables salvo cuando el azar se cruza con una librería independiente y destartalada. Si te fijas en quiénes escriben sobre Bienvenidos a Welcome te sorprenderá un pequeño grupo de fans incondicionales y enamorados de las historias de Laura Fernández.

Muchos años después, la autora de Terrasa (1981) está en las estanterías de Novedades de las grandes librerías con dos novelas en un espacio relativamente corto de tiempo: La chica zombie y El show de Grossman. "¡Oh dios! Más zombies no" puedes pensar, entendible después de que todas las estanterías de ciencia-ficción o terror estén ocupadas con bromas editoriales de este monstruo como Guerra Civil Z (¿a quién demonios se le ocurriría eso?). Pero esta chica zombie no es un monstruo cualquiera. No puede serlo si parte de la idea del despertar "convertido en un monstruoso insecto" de Samsa. Como tampoco es cualquier planeta alienígena uno que, vete tú a saber por qué, es fan incondicional de la Tierra. Porque las historias de Laura Fernández no son historias cualesquiera.

Llamó mi atención que una autora mujer, española y joven (por ese orden) dedicara sus historias al género de la ciencia-ficción. Pensé si sería otra serie de distopías de hombres escondidos en las cloacas,   gobiernos fascistas o robots conscientes de su existencia. Al contrario; las novelas de Laura son diferentes por su agradable humor, su narración fresca, rápida, cortante y sencilla y sus ideas disparatadas, como sacadas al vuelvo pero intuyes minuciosamente trabajas. Una rara avis entre tanto nocillero. Por eso enseguida quise tener una charla con ella, y puedo decir que es una de esas veces en las que mejora el estima del autor después de haberlo conocido.


-¿Por qué siempre fantasía o ciencia ficción ¿No hay nada en nuestro día a día que te inspire para escribir?
Al contrario. De hecho, el día a día es el culpable de que adore la ciencia ficción. No, no me gusta la literatura realista, en el sentido de chicas que son como yo y trabajan como periodistas y tienen la clase de problemas que puede tener una madre de un niño de cuatro años cuando se dedica a escribir y a leer TODO EL TIEMPO (como es mi caso), porque eso es mi vida y ya la estoy viviendo. Cuando escribo quiero jugar, quiero irme lejos, quiero escapar, que diría Junot Díaz, y la mejor manera de escapar es no poniendo límites y a la falta de límites en la narrativa se le llama a menudo ciencia ficción o fantasía. El resumen es que cuando dejé de jugar con muñecos, me puse a escribir. Pero seguí jugando. Por lo que todo vale. Cualquier cosa que se me ocurra. Y los edificios telépatas cuentan.

-¿Qué tipo de ciencia-ficción crees que gusta en España?

La misma que en todas partes. Yo creo que los lectores de ciencia ficción siempre han estado ahí y tienen sus escritores favoritos y sobre todo no tienen complejos y adoran la lectura por encima de todas las cosas. En mi caso, mi ciencia ficción favorita, como mi literatura favorita, es aquella que no se toma en serio a sí misma. La más libre. La más divertida.

-¿Qué opinas del adjetivo «friki»? ¿Te lo han dicho alguna vez?
Me parece un adjetivo feo estéticamente, porque odio la 'k' y porque ya puestos nos quedamos con la palabra inglesa, que de paso, asusta: FREAK (MONSTRUO), ¿no? Y supongo que me lo han llamado alguna vez, pero no delante mío, porque los amigos que tengo o por un lado les trae sin cuidado a lo que me dedico y lo que me gusta (son mis amigos desde hace mucho más tiempo) o por otro son como yo y no consideran que por leer depende qué cosas uno sea más MONSTRUO que otro. Es una palabra un poco tonta y ridícula que en fondo lo único que hace es tratar de forma despectiva a aquel que tiene un interés que la mayoría no tienen y que, por lo tanto, está demostrando una pasión que seguramente aquel que le llama así envidia.

-¿Puede una escritora joven como tú, con ya varios títulos a su espalda, vivir sólo de la literatura?

No, claro que no. Yo vivo de escribir, pero no novelas. Vivo de escribir artículos y crítica literaria y musical y últimamente incluso traduzco cómics. De la literatura sólo puedes vivir cuando te conviertes en alguien realmente GRANDE o en alguien que vende muchos libros.

-¿Cómo accediste al circuito editorial? ¿Cuáles fueron tus inicios como escritora?

Un día, durante una entrevista a editores independientes, conocí a uno que acababa de montar una editorial (Elipsis) y le comenté que escribía. Por entonces había empezado 'Bienvenidos a Welcome'. Quedé con él un par de veces y a la tercera ya le llevé un par de capítulos de la historia. Le gustaron y me animó a que siguiera. Cuando la terminé, la publicó. Con mala fortuna, porque la editorial cerró a los 15 días. El libro se descatalogó al instante. Pero tuve la suerte de que lo leyeron las personas adecuadas y que con el tiempo se convirtió en una novela de culto inencontrable que aún hoy sigue resultando inencontrable. Lo siguiente fue seguir escribiendo y enviando manuscritos a editoriales.

-¿Cómo surgió la idea para La chica zombie? ¿Tienes especial cariño por este monstruo o es porque está de moda?

No me gustan en absoluto los zombies. Y 'La chica zombie' no es una novela de zombies sino que el zombie es una metáfora de la adolescencia, como época de cambio, de metamorfosis, de la niñez a la edad adulta. La idea surgió un día pensando en Gregorio Samsa. Pensé que habría hecho si hubiera tenido que salir de la habitación e ir a la oficina creyendo que se ha convertido en una cucaracha. Me pareció que podía ser divertido que una chica despertara una mañana muerta y tuviera que seguir yendo a clase. Y además me iba perfecto como choque simbólico: el zombie se ha utilizado desde sus inicios como metáfora de la masa que pretende devorar al individuo (la masa consumista, en las primeras películas de Romero, que fue quien inventó al zombie tal y como lo conocemos) y me gustaba pensar que aquí era la masa la que intentaba devorar al zombie, los chicos y chicas perfectos y perfectas del instituto quienes trataban de deshacerse de la única de ellos que era consciente de no estar haciendo lo que quería, la única que se siente como un muerto viviente. ¿Y acaso no somos todos muertos vivientes? ¿Acaso no nos queda cada día un día menos de vida? ¿Por qué desperdiciarlo fingiendo que somos lo que no somos?

-Como ocurre en El show de Grossman, con todas las barbaridades que cometemos los seres humanos, ¿por qué ningún otro planeta querría ser fan de la Tierra?

Rethrick no es en realidad otra planeta. Podría ser yo, o podría ser nuestra sociedad, o podría ser España, o podría ser Europa, adorando todo aquello que proviene de Estados Unidos. Viendo sus series, leyendo sus novelas, viendo sus películas, escuchando sus discos. Creyendo que el sueño americano existe. Ese tipo de cosas. Así que no es bien bien esa la historia. Pero de todas formas no creo que el ser humano sea una especie maldita. Todo lo contrario. El problema es que lo único que destacamos de él es su maldad. Pero te aseguro que el ser humano es con diferencia mi especie favorita. Como Kurt Vonnegut, me considero humanista. Creo firmemente en la Humanidad. Creo que somos capaces de lo mejor. Así que sí, podría existir un planeta fan de la Tierra. Pero aviso de que no iban por ahí los tiros. De quienes son fan en Rethrick es de los norteamericanos.

-¿Qué harías si tres extraterrestres como de madera aparecieran junto a tu café pidiéndote un autógrafo?

¡Me encantaría! Les preguntaría muchísimas cosas y querría viajar con ellos a su planeta, claro, y dar charlas para marcianos y firmar más autógrafos y recomendarles libros de mis escritores favoritos.

- Una empresa holandesa planea establecer la primera colonia humana en Marte y está haciendo un cásting de candidatos por el mundo entero ¿Qué te parece la idea? ¿Te marcharías a otro planeta?

La idea me parece divertida, pero yo no me marcharía. Tengo familia aquí abajo y aunque a mi familia no le pareciera mala idea, adoro demasiado todo lo que hacemos para vivir aislada en algún otro lugar. No podría vivir sin librerías.

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