Lectura: HISTORIA DE UNA ESCALERA (A. Buero Vallejo)

Título: Historia de una escalera
Autor: Antonio Buero Vallejo
Tipo de escrito: Obra de teatro
Sinopsis: Las desventuras y pasiones de los habitantes de una misma escalera de un barrio obrero de la España de la posguerra se suceden una generación tras otra, repitiéndose los destinos inevitables, creciendo los rencores y muriendo los que dejaron cosas por hacer para dejar paso a nuevas generaciones alegres y desesperanzadas, agitadas o perezosas que ya parecen marcadas por un destino heredado.


No he leído demasiado teatro. Pero siempre recordaré que Historia de una escalera fue la primera, de esas que te mandan en el colegio, y sigue siendo la preferida hasta ahora -Shakespeare mención aparte-. ¿Que por qué la he leído cuatro veces, todas ellas en un suspiro que es una tarde, y aquí la recomiendo? Porque es uno de esas obras que otorga lo que promete. Pues te ofrece realidades mundanas, desasosiego, desesperanza, ira, tristeza, amor, ilusión, coraje, y de verdad te ofrece todos y cada uno de ellos. Sabe transmitarle sin decirlo, que en eso los dramaturgos siempre ganarán a los novelistas, y cada una de las escenas, ninguna de relleno, todas breves y ágiles y dotadas de sentido, va dejando un poso de esos sentimientos mezclados que van cobrando forma en la imaginación del lector.
Otra de las cosas magistrales de Vallejo es saber hacer de la cotidianeidad algo digno de ser llamado arte. Por las señoras viejas y gordas salen en bata a recoger la leche y unos chavales chulos y malcarados se dan de puñetazos en el portal. Pero a través de estas personas tan normales, Vallejo es capaz de reflejar la realidad de una época, dramatizarla y hacerla eterna. La construcción de los personajes es sin duda lo más destacable de esta obra. Pasaron diez años. Pasaron veinte años más. Salen unos personajes, crecen otros y llegan los nuevos. Cada uno de ellos es presentados desde múltiples perspectivas: la suya propia, la del padre, la de la novia del vecino, la de la vecina cotorra, hasta acabar configurándose una existencia perfectamente justificada y sin fisuras, de cuyos actos estamos prevenidos ya antes de suceder, porque sabemos cómo se comportan, cómo gritan o lloran, desparecen o salen al rellano echando pestes con la boca.
Me recuerda al graffiti en las paredes. A escribir poesía en una servilleta. A lo que diferencia a los genios.



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